“Hay personas que cuando les sucede una pérdida importante, toman un tiempo para atender el dolor que provoca la misma y posteriormente retoman su cotidianidad. Hay quienes viven la pérdida y no atienden el dolor, continuando con su vida como si nada adverso hubiera sucedido, y finalmente, hay quienes padecen una perdida y se establecen en el dolor, dejando sin atención o atendiendo mínimamente todo aquello que conformaba su cotidianidad”.
Oscar Tovar
¿Qué es un duelo?
Un duelo es la respuesta natural de intenso sufrimiento ante una perdida. La palabra Duelo proviene del latín dolium, dolor, aflicción.
Un duelo es un proceso que se manifiesta a nivel psicológico, físico, espiritual y social.
La vivencia del duelo es única, su intensidad y duración dependen de cada persona, sus particularidades y las características de la perdida.
Etapas del duelo
Existen diferentes aproximaciones a las fases del proceso de duelo, como una guía nos referimos a las planteadas por ElizabethKúbler-Ross: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación, vale acotar que más que un proceso que se vive en forma lineal, se trata de estadios, donde se viven sentimientos encontrados, se puede sentir rabia en la fase de negación o llegar a aceptar la perdida a pesar de la tristeza.
Transitar el duelo
La vivencia del duelo es subjetiva, por lo que es necesario que la persona disponga del tiempo y espacio para expresar sus sentimientos ya sea en solitario o acompañado por las personas adecuadas, capaces de brindarle escucha sin juicios y contención emocional.
Duración del duelo
Las posiciones de los expertos van desde establecer un tiempo de 6 meses a 3 años máximo, hasta plantear que no existe un tiempo determinado, haciendo énfasis en el proceso individual y único, se puede diferenciar si un duelo es sano, complicado o patológico, por la magnitud de la afectación de la persona consigo mismo y el entorno, la intensidad de emociones y sentimientos que puedan incapacitar a la persona para gestionar su vida, y como la persona restablece o resignifica su vida a pesar de la perdida.
De acuerdo a las causas, duración e intensidad de las manifestaciones psíquicas, físicas y conductuales, los duelos han sido clasificados como: normales, anticipados, complicados y patológicos:
- Duelo normal: Se vive en el momento, tiempo y forma adecuada para cada persona.
- Anticipados: Se inician cuando la persona recibe la noticia del evento antes de que ocurra, como por ejemplo conocer el diagnóstico de una enfermedad en estadio próximo a la muerte, decisiones de separación (divorcio, migraciones, etc.), pérdida de empleo, etc. Este tipo de duelo puede tener ventajas como: la posibilidad de comunicar sentimientos, aclarar o expresar asuntos pendientes y prepararse para afrontar la perdida. El hecho de su anticipación no garantiza que el duelo no pueda complicarse.
- Complicados: implican alteraciones en las fases del duelo pudiendo paralizarse, intensificarse, bloquearse, extenderse o postergarse.
Los duelos complicados a su vez pueden ser: silentes, secretos, enmascarados o postergados:
- Silentes: la persona siente la perdida y la vive de forma discreta para no afectar a los seres queridos que lo rodean, no pide ni acepta ayuda, algunas personas experimentan su dolor en solitario, otras ni siquiera se lo permiten, aunque sientan la necesidad, anteponen no causar daño a los demás, usualmente en estos casos a persona puede estar viviendo síntomas de ansiedad o depresión que necesitan ser atendidos.
- Secretos o inconfesables: Eventos como la perdida de una pareja clandestina, aborto voluntario y el suicidio pueden generar sanciones morales o juicios sobre quienes viven el duelo, por lo que en la mayoría de los casos deciden vivirlo en solitario sin contar con el apoyo de personas que puedan acompañarlo y brindarle contención emocional. Destacan en este tipo de duelo manifestaciones psicológicas como la culpa y la vergüenza.
- Duelos enmascarados: Implican “anestesia emocional” y la fijación o parálisis de la persona en alguna etapa inicial del duelo (Negación o ira), con la aparición de síntomas que van desde manifestaciones emocionales (ansiedad, depresión, irritabilidad) hasta afectaciones corporales (tensiones musculares, dolores, gastritis).
- Duelos postergados: Son producto de las dificultades para afrontar la perdida por la magnitud del sufrimiento que genera, manifestándose de forma persistente síntomas como la ansiedad y/o la depresión.
- Duelo patológico: Ocurre cuando no se ha logrado resolver el duelo, es posible que la persona este consiente de la causa de sus síntomas físicos y psicológicos y busque ayuda para resolverlo, en otros casos, la persona puede vivir emociones y sentimientos de forma “exagerada”, experimentar la aparición de síntomas que no son parte de un duelo “normal” como son las adicciones, obsesiones, alucinaciones o ideas delirantes y no tener conciencia de las causas.
Las manifestaciones psicológicas más comunes en el duelo patológico son la culpa, consecuencia de la creencia de no haber hecho lo suficiente para evitar la pérdida, la depresión, al no concebir la vida sin el objeto perdido y la rabia hacia si mismo y/o hacia personas del entorno.
A nivel físico se manifiestan síntomas como alteraciones del sueño, del apetito, tensiones y dolores de diferente índole, pero destacan por su intensidad y persistencia en el tiempo.
Ante estas situaciones es recomendable la ayuda profesional que acompañe a la resolución del duelo.
¿Cómo lo identificamos?
Partiendo de las particularidades de cada persona, generalmente ante una situación de perdida, dependiendo de la causa y magnitud del vínculo, el duelo puede manifestarse:
A nivel psicológico:
Shock o conmoción,
Tristeza, vacío
Miedo
Indefensión, soledad
Rabia, irritabilidad, ira
Impotencia, confusión
Culpa, vergüenza
Negación
Desconexión de la realidad
Sensación de perdida de sentido de la vida.
Sueños relacionados a la persona u objeto de la perdida.
Estrés postraumático
A nivel físico:
Tensiones y dolores musculares
Cansancio
Falta de concentración
Trastornos del sueño y/o de los hábitos alimentarios
A nivel conductual:
Desinterés
Aislamiento
Hiperactividad
Atesoramiento de objetos relacionados con la perdida
Visitar o evitar lugares que recuerdan la perdida,
Hablar sobre la pérdida o evitar hacerlo,
Incremento del consumo de alcohol u otras sustancias,
Es muy importante destacar que cualquiera de estos síntomas, constituyen manifestaciones propias del duelo normal, la intensidad y duración en el tiempo de las mismas puede estar indicando cuando un duelo comienza a ser patológico.
¿Por qué surgen?
En el proceso de duelo influyen factores como:
las características de la personalidad
edad y condiciones de vida de quien lo transita,
la naturaleza del vínculo,
las causas de la perdida,
la situación previa a la perdida
el apoyo del entorno para superarlo.
La muerte de un ser querido, suele ser la causa más identificable de un duelo, pues son momentos muy dolorosos por lo estrecho del vínculo y representan una perdida irreversible, pero también hay otras situaciones que implican duelos, perdidas abstractas, “más sutiles”, producto de los cambios propios de la vida, como las perdidas de ilusiones, fantasías, expectativas, concretas como los cambios de estatus, perder el trabajo, finalizar una relación, mudarse o emigrar, perdidas psico-corporales, perder la salud, facultades físicas o mentales, estas causas pueden no asociarse a nivel consiente con el proceso perdida-duelo, pero de igual manera afectan a la persona.
¿Cómo te ayudaríamos?
“Existe una amplia variedad de perdidas, y el hecho de que no todas sean reconocidas socialmente, no implica que quien las padece no requiera de atender el dolor respectivo y el apoyo de alguien que le escuche y acompañe.” Oscar Tovar
Una escucha honesta es la mejor medicina que podemos ofrecer al que pasa dolor. Jean Cameron
Te podemos ayudar acompañándote a:
Transitar el camino para identificar y atravesar las diferentes etapas del duelo.
Identificar bloqueos y que necesitas para llegar a la resolución sana del duelo.
Expresar libremente tus pensamientos, emociones y sentimientos acerca de la perdida y los cambios que ha implicado en ti, escuchándote respetuosamente, sin juicios.
Encontrar el apoyo que necesitas en tu entorno social y familiar.
Resignificar tu vida a pesar de la perdida, aprender nuevas formas de vincularte contigo mismo y con los demás.
Resignificar el duelo como un proceso de cambio, a partir del cual puedes transformarte.