Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio

Tan antiguos como el hombre mismo los celos han estado presentes, casi que, como parte de nuestra naturaleza, en mayor o menor grado todos somos celosos, y estos se dan en diferentes ámbitos como el familiar, de pareja, laboral o en cualquier otro ámbito competitivo.

Los celos son una respuesta emocional compleja y turbulenta que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propia. Pueden desencadenar miedo, inseguridad e ira en los casos más extremos, y tener efectos negativos en la salud personal y relacional, e incluso conducir a la violencia.

Como en muchos de los problemas psicológicos, los celos son el inicio y el desencadenante de una situación personal y familiar conflictiva, dentro de sus causas se considera importante la baja autoestima (aunque parezca lo contrario), dificultad para valorarse a sí mismo, patrones afectivos mal aprendidos o modelos posesivos, poco útiles a seguir, etc.

Los celos denotan inseguridad de uno mismo y falta de confianza, se piensa que la pareja o persona objeto de los celos va a preferir a otra persona.

Ahora bien, existen celos de celos, y ellos son los celos mórbidos que entran dentro de la categoría de idea delirante secundaria o celotipia, también conocido como Síndrome de Otelo, si el de la tragedia de William Shakespeare, y no es que necesiten un Yago que los avive, ellos tienen su Yago interno, que puede ser psíquico o fisiológico, dentro de lo fisiológico, se ha asociado con una variedad de trastornos neurológicos los cuales incluyen: accidentes cerebrovasculares, traumatismo cerebral, tumores cerebrales, enfermedades neurodegenerativas, encefalitis, esclerosis múltiple, hidrocefalia de presión normal, trastornos endocrinos y medicamentos. También debemos incluir patologías psiquiátricas, alcoholismo y consumo de sustancias como anfetaminas, cocaína, etc.

Como hemos mencionado en otros artículos, las alteraciones psíquicas pueden producir alteraciones estructurales en nuestro cerebro, en el caso de la celotipia, se ha relacionado con una alteración del lóbulo frontal derecho, lesiones frontales del tálamo y el lóbulo frontal izquierdo. La principal causa neuroquímica es la alteración en la dopamina y una anomalía específica del transportador de la serotonina plaquetaria.

En cuanto al abordaje psicoterapéutico de los celos, es muy complicado si la persona no está en alta medida comprometida y segura de que quiere salir de ese atolladero, hacerse consciente de la posible actitud inadecuada y hasta obsesiva que puede llevar a la persona a situaciones internas y relacionales muy complicadas y en algunos casos irreversibles. La persona celosa debe identificar si existen realmente razones para sentir celos. En caso de que existan motivos para sentir celos, éstos se deben expresar inmediatamente y de manera adecuada a la persona protagonista de ello, con la finalidad de evitar malos entendidos y un deterioro en la relación.

Es básico tener una buena comunicación, que podamos expresar lo que realmente sentimos para que la otra persona sepa lo que nos ocurre y podamos escuchar su punto de vista y así le sea un poco más fácil entender por lo que estamos pasando. También puede ayuda buscar actividades gratificantes que permitan a la persona celosa distanciarse del control obsesivo de los celos, sin embargo esto no es suficiente, por lo que lo más aconsejable es buscar ayuda profesional.