Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio

Las Enfermedades Neurodegenerativas denominadas Trastornos Neurocognitivos o Demencias, se asocian con la pérdida progresiva de las funciones cognitivas y comportamentales. Ellas implican una pérdida progresiva de las células nerviosas, que derivan en signos y síntomas neurológicos, esta pérdida progresiva de la estructura o función de las neuronas, incluyendo el deterioro que lleva a la muerte neuronal, el rasgo que define con mayor propiedad las enfermedades neurodegenerativas.

La muerte neuronal, a su vez, provoca una activación de las células de la microglía, las cuales liberan sustancias proinflamatorias, que cuando se salen de control, son las causantes de aumentar y perpetuar la perdida celular, acelerando así el proceso degenerativo.

Hay acciones neurodegenerativas en las que el daño inicial afecta a las células microglía conocidas como oligodendrocitos, que son los encargados de producir la vaina de mielina que facilita la transmisión del impulso nervioso. Cuando la enfermedad afecta sobre todo a estas células hablamos de trastornos desmielinizantes. También en el proceso neurodegenerativo se pueden ver afectadas otro tipo de células microglías, los astrocitos, que adicional a su función de sostén de las neuronas también participan en la eliminación de residuos que pueden comprometer la supervivencia neuronal como los radicales libres y otros productos neurotóxicos, por lo que un defecto en sus funciones podría afectar a la estabilidad del tejido celular.

Entre los múltiples factores de riesgo existentes, hay uno compartido por la gran mayoría de las enfermedades neurodegenerativas y es la edad avanzada. Y salvo que muramos jóvenes, al envejecer los mecanismos responsables de mantener el funcionamiento molecular de nuestras células, tejidos y órganos se deterioran, lo que afecta a las diferentes funciones del organismo y repercute en el estado de salud.

La alteración de la memoria constituye un síntoma precoz de la demencia. No obstante, hay que diferenciar entre la pérdida fisiológica de la memoria relacionada con la edad de las demencias, en las que hay una grave afectación de diversas funciones. La primera en verse afectada es la memoria a corto plazo y posteriormente de manera progresiva, la memoria a largo plazo. Se manifiesta en principio con olvidos de objetos o tareas y, más adelante, por no recordar cuestiones como donde vive, o su filiación, o incluso su propia imagen.

Dentro de las enfermedades neurodegenerativas se encuentran los síndromes de Demencia Degenerativa Corticales, como la enfermedad de Alzheimer, los síndromes de Demencia Degenerativa Subcorticales asociados con otras anormalidades neurológicas, como la enfermedad de Huntington y la enfermedad de Parkinson, y los síndromes caracterizados por alteraciones de la postura, de movimientos o de pérdidas sensoriales progresivas sin defectos cognitivos evidentes.

Si la degeneración se produce a nivel de la corteza cerebral, se pueden encontrar manifestaciones afásicas, apráxicas, agnósicas, etc., potencialmente conformando un cuadro de demencia. La demencia implica una pérdida de las funciones cognoscitivas (lenguaje, memoria, atención, pensamiento, habilidades espaciales y construccionales) suficientemente grave para interferir o imposibilitar la actividad social y laboral del paciente.

Generalmente su diagnóstico es tardío, ya que suele detectarse en los pacientes una vez que el proceso neurodegenerativo se encuentra muy adelantado, o al menos lo suficiente como para delatar los síntomas concluyentes. Dichos signos reveladores pueden tardar en aparecer debido a que el propio cerebro los enmascara al intentar compensar sus efectos, y ello es posible gracias a su plasticidad.

Por ahora todas ellas son enfermedades incurables, aunque esto no quiere decir que carezcan de tratamientos que consigan aminorar o incluso detener el progreso de la neurodegeneración. Por tal motivo el diagnóstico temprano y las medidas preventivas son en este momento el mejor repertorio de que disponemos para detener en lo posible, retrasar o atender a este tipo de enfermedades. Para ello es importante que sigas un estilo de vida saludable que desde “Asclepion Centro de Psicoterapia y Psiconeuroinmunología” te ayudamos a construirlo y te acompañamos en su seguimiento.