Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio
Desde el punto de vista antropológico el ser humano es omnívoro, es decir puede comer y digerir tanto alimentos de orden animal como vegetal, lo que lo convierte en un oportunista y generalista, esto no quiere decir que pueda comer de todo, pues todo no se digiere, ni todo se digiere de igual manera, esta amplitud de disponibilidad alimentaria tiene ciertos límites, que nos permiten aprovechar algunos alimentos mejor que otros.
Todo empieza por la vista, el olfato y la boca que nos permiten discriminar que como y que no, pero no se trata solo de receptores, también intervienen las emociones, activadas por los aspectos visuales y olfativos del alimento, que antes de ser llevados a la boca ya empezamos a salivar, y es que en los humanos el comer se ha convertido adicionalmente en un placer. Aquí va la primera relación con la psicología.
Una vez los alimentos en la boca, que tiene un pH neutro, se realiza la masticación mecánica en conjunto con la mezcla con la saliva. Cuando esto se realiza se activan varias regiones del Sistema Nervioso Central (SNC), que incluyen la corteza somatosensorial primaria, la corteza motora primaria, el área motora complementaria, el área premotora, la corteza prefrontal, la ínsula, la corteza parietal, el tálamo, el hipotálamo, el cuerpo estriado, el cerebelo, la corteza entorrinal y el hipocampo. Esta compleja activación del SNC tiene que ver con la secreción de los jugos gástricos (agua+HCl+enzimas) en el estómago producto de liberar el neurotransmisor acetilcolina, por estimulación parasimpática del nervio vago, que inicia la liberación de la hormona gastrina en las células G, produciendo ácido clorhídrico (HCl). En esta primera parte del proceso también es importante saber que, en los seres humanos, el morder objetos se consideran como respuestas ante el estrés; así el masticar o el morder atenuaría las enfermedades inducidas por el estrés como úlceras gástricas, problemas cognitivos y psicológicos. Sabemos que la masticación disminuye la percepción del estrés e influye positivamente en la regulación de este, evidentemente esto no quiere decir que pases todo el día comiendo para masticar y reducir el estrés, significa masticar bien los alimentos dar un espacio de tres a cuatro horas entre comida y comida y al final del día, después de la cena al menos un periodo de diez horas antes del desayuno para que el complejo motor migratorio haga su función de desaloje los residuos evitando así el estacionamiento de secreciones y una excesiva proliferación de bacterias. Aquí la segunda relación con la psicología.
Adicionalmente masticar poco aumenta el trabajo del estómago, lo que genera indigestión, acidez, reflujo y eructos, esto porque el estómago no está preparado para recibir trozos grandes de alimento.
Una vez el bolo alimenticio está en el estómago se encuentra con un ambiente acido producido por el HCl que tiene entre sus funciones digerir sobre todo las proteínas, esto en conjunto con la pecina. Este HCl también tiene una función esterilizante que evita el sobrecrecimiento de bacterias, arqueas, hongos, parásitos y otros microorganismos en el intestino delgado manteniendo así la microbiota estable y equilibrada. Otra de sus funciones es aumenta la biodisponibilidad de vitaminas y minerales (B12, Mg, Zn, Fe, Cu; las tres primeras fundamentales para el funcionamiento cerebral). Así como estimula el páncreas a producir sus jugos y una falla en la estimulación del páncreas implica una mala digestión de las grasas.
Y ¿dónde está la tercera relación con la psicología?
Pues en que el estrés crónico puede contribuir a la hipoclorhidria, y esta disminución del HCl en el estómago puede traer como consecuencia problemas digestivos, deficiencias nutricionales e infecciones gastrointestinales.
El quimo, producto de la digestión química y las contracciones de los músculos estomacales, pasa al intestino delgado, donde en contacto con la microbiota intestinal sana, influye en el estado de ánimo y el comportamiento, mientras que en estado de disbiosis (alteración en la microbiota) es un factor de riesgo en trastornos como autismo, TDAH, obesidad, ansiedad y depresión, por lo que una adecuada alimentación es un factor importante en la prevención y tratamiento de estas afecciones, he aquí una cuarta relación con la psicología.
Como podemos notar por todos estos argumentos esgrimidos existe una íntima relación entre nuestro sistema digestivo y nuestro cerebro, siendo este el motivo por el cual como psicoterapeuta pregunto y te oriento en tu salud digestiva, dentro de mis limites, porque al final esta repercute en tu salud mental.