Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio

Nosotros los Homo sapiens somos seres diurnos que nos originamos y evolucionamos en África hace unos 200.000 años en un ambiente tropical donde hay aproximadamente 12 horas de luz y 12 de oscuridad, aquí se conformó nuestro ritmo circadiano que nos orienta a utilizar la luz del sol para desarrollar las actividades de la vida diaria y la oscuridad de la noche nos invita a descansar y dormir, ese es nuestro ritmo natural. Sin embargo, en la vida moderna y gracias a la luz artificial hemos desarrollado diversas actividades en las noches como los trabajos nocturnos, los turnos rotativos y no podemos olvidar la desenfrenada vida nocturna para la diversión. En esta interrupción del sueño hay que incluir también los viajes transmeridiano (el jet-lag), el uso nocturno de dispositivos electrónicos y otras series de actividades que han contribuido a alterar el sueño y con ello ha aumentado la prevalencia de los trastornos del sueño, que incluyen las dificultades para conciliar el sueño o para permanecer dormido, dormir en momentos inapropiados, dormir demasiado y conductas anormales durante el sueño, todo ello, en su mayoría, como causa de haber roto con nuestro ritmo natural vigilia-sueño.

De acuerdo a la edad, los humanos necesitan más o menos horas de sueño (los niños entre 16 a 18 horas, los adultos ocho y los adultos mayores seis). El sueño cumple varias funciones; en los niños el crecimiento y la maduración neurológica se realizan durante el sueño; a lo largo de toda la vida el sistema inmunitario se repara durante el sueño, así como se lleva a cabo la consolidación de la memoria, la regulación de la temperatura corporal y el metabolismo.

Es bien sabido que el sueño es regulado por sustancias y neurotransmisores cerebrales estimulantes como es el caso de la dopamina y norepinefrina, histamina, orexina y glutamato; estas sustancias y neurotransmisores estimulantes son equilibrados a a su vez por sustancias y neurotransmisores cerebrales inhibitorios, como la GABA, adenosina, glicina. Pero esto no es todo también actúan sustancias y neurotransmisores regulatorios, tal es el caso de la acetilcolina, serotonina y melatonina, que pueden verse afectados en diversas patologías y trastornos.

En el caso de las sustancias y neurotransmisores estimulantes la dopamina juega un rol importante en el mantenimiento de la vigilia, mientras que la histamina, otro neurotransmisor excitatorio generado en áreas como el hipotálamo posterior, en especial el núcleo tuberomamilar, es fundamental en el mantenimiento del estado de alerta; mientras que las orexinas, hormonas excitadoras que son producidas en el hipotálamo promueven la vigilia, junto al glutamato el mayor neurotransmisor cerebral que se regula tanto química como eléctricamente.

Mientras que, en el caso de sustancias y neurotransmisores inhibitorios, el GABA es el principal, junto a la adenosina que es liberada en el área preóptica y en el hipotálamo anterior e induce el sueño No REM. ¿Pero que es eso de sueño No REM?, es por sus siglas en inglés “non-rapid eye movements” donde los movimientos de los ojos y la actividad muscular son casi nulos. Mientras que la glicina interviene en el control de la atonía en el sueño REM o sueño paradójico donde la actividad muscular sigue completamente paralizada pero sus ojos se mueven rápidamente y la persona presenta una actividad cerebral que se podría calificar de consciente, es la etapa de sueño donde se da la actividad onírica, hay aumento de la tasa cardiaca, presión arterial y respiración. El electromiograma (EMG) es atónico. Hay una tendencia a despertarse ante estímulos internos y mínima capacidad de despertarse por estímulos externos.

Es sueño REM es importante para la restauración de los sistemas noradrenérgicos que influyen en la atención, la sexualidad, la memoria, la conducta motora, el hambre y la sed.

La acetilcolina se encarga de regular el sueño REM, mientras que la serotonina es un inhibidor del sueño REM, también participa en la regulación la melatonina que es secretada en la glándula pineal se libera en respuesta a la disminución de la luz ambiental, regulando el ciclo sueño-vigilia, produciendo somnolencia para iniciar el sueño principal.

Sabemos que las personas con deterioro cognitivo leve (DCL), un estadio de pre-demencia, tiene niveles más elevados de trastornos de sueño, por lo que es necesaria la identificación temprana de los trastornos de sueño y su tratamiento adecuado para evitar la progresión a la demencia.

Mientras que el 40 % de pacientes con enfermedad de Alzheimer (EA) tienen alteraciones del sueño, siendo los más frecuentes: insomnio, fragmentación del sueño con despertares nocturnos prolongados; y en etapas más avanzadas, somnolencia diurna excesiva. La elevada frecuencia de los problemas relacionados al sueño en personas con DCL, EA y otras demencias sugiere un sustrato neuro-anatómico común que podría tener base en la desregulación del ciclo sueño-vigilia.

En relación a lo anterior es sabido que el núcleo supra-quiasmático del hipotálamo recibe estímulos de la luz del día desde la retina, y envía estímulos a la glándula pineal, responsable de la producción de melatonina, la cual ejerce un efecto de sincronización de los ritmos circadianos y promueve el sueño.

Así tenemos que la privación del sueño induce a distintas alteraciones conductuales y fisiológicas, y de prolongarse por semanas o meses incluso podríamos morir; además una carga acumulativa de falta de sueño no se recupera fácilmente. Las principales funciones del sueño son: la eliminación de radicales libres acumulados durante el día, el restablecimiento o conservación de la energía, la regulación y restauración de la actividad eléctrica cortical, la regulación térmica, la regulación metabólica y endocrina, la homeostasis sináptica, la activación inmunológica, la consolidación de la memoria, entre otras. El sueño ayuda a las personas a mantener un buen estado de salud y desempeñarse de mejor manera. Por otro lado, el no dormir lo suficiente puede ser perjudicial en los niños y jóvenes que cursan estudios, pues pueden tener problemas para el rendimiento académico. Por su parte los adultos en edad laboral pueden tener mayor probabilidad de accidentes y los ancianos pueden tener menor rendimiento cognitivo.

¡Buenas noche, que duermas bien y descansa!