Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio

El sistema linfático está formado por un conjunto de tejidos y órganos que producen, almacenan y transportan un líquido transparente que se produce a partir del exceso de fluido que sale de los capilares sanguíneos hacia el espacio intercelular, a este líquido lo llamamos linfa y está constituido por proteínas, grasas, sales y glóbulos blancos o leucocitos (cuerpos celulares encargados de señalar y eliminar agentes patógenos endógenos y exógenos, ya sea de forma específica o inespecífica). Estos leucocitos se encargan de combatir infecciones y otros eventos deletéreos para el organismo (exposición a químicos, presencia de sustancias alérgicas o células cancerígenas, por ejemplo). Como podemos notar la función del sistema linfático es mantener los líquidos corporales en equilibrio y defender al cuerpo de las infecciones.

El cerebro tiene una primera línea de defensa de posibles agresiones provenientes del resto de nuestro cuerpo y es una barrera celular semipermeable que envuelve los vasos sanguíneos del cerebro y la médula espinal e impide que moléculas grandes, células inmunológicas y sustancias potencialmente dañinas o causantes de enfermedades (como los virus) pasen del riego sanguíneo al sistema nervioso central (SNC), esta barrera es conocida como Barrera Hematoencefálica (BHE).

Y ustedes se preguntarán ¿Qué pasa si esta BHE es superada o el elemento agresor proviene de dentro del cerebro mismo?

Pues bien, desde no hace mucho se creía que el SNC no contaba con sistema linfático, sin embargo y gracias a los avances de las neurociencias, en el 2012 un grupo de investigadores de la Universidad de Rochester demostraron la existencia de un sistema linfático cerebral, denominado sistema glinfático, y su función es eliminar desechos y partículas tóxicas del cerebro, permitiendo tener una adecuada salud cardiovascular, inmunitaria y vascular, a lo que también hay que agregar que promueven el bienestar mental.

Este sistema constituido por los espacios paravasculares arteriales y venosos y linfáticos durales, encargado de limpiar el espacio intersticial cerebral, la proteína acuaporina-4, localizada en los pies astrocitarios opuestos a los espacios paravasculares, permite que el sistema glinfático no solo destruye elementos nocivos, sino que ayuda a reconducir elementos como la glucosa, los aminoácidos, los lípidos y algunos neurotransmisores, y juega un papel crucial en la eliminación de moléculas de desecho, tales como la proteína beta-amiloide o la tau.  Tal es la importancia de ese conjunto de vías, canales y conjuntos de células que favorece incluso la regulación del volumen de líquido intracraneal y la salud inmunitaria del SNC.

Evidentemente que las investigaciones en torno al sistema glinfático han ido en aumento, tal es el caso del realizado en 2019 en la Universidad de Yale, donde se comprobó que la correcta eliminación de los desechos cerebrales previene el deterioro cognitivo y mantiene un envejecimiento saludable. También se sospecha que el sistema glinfático podría ser clave para comprender la presencia de enfermedades neurodegenerativas y desmielinizantes, hidrocefalia de presión normal, ictus o determinadas cefaleas, pues sabemos que la eliminación de proteínas solubles, de productos de desecho y de ese exceso de líquido extracelular que discurre por el sistema nervioso central, el cerebro y la médula espinal reduce el riesgo de padecer Alzheimer, así también protege frente a trastornos neurovasculares, hemorrágicos e isquémicos.

Ya sabemos que es y cómo nos protege el sistema glinfático, ahora vamos a darles unas recomendaciones para ayudar en su adecuando funcionamiento. Lo primero es dormir, pues el sistema glinfático se activa durante el sueño, sobre todo durante la fase de ondas lentas, y se desconecta durante la vigilia, también es recomendable dormir de lado. Un sueño profundo durante 7 u 8 horas es fundamental para “limpiar” de cerebro de desechos.

Otra recomendación muy sencilla de cumplir es tomar agua, ya que una buena hidratación permite que podamos eliminar desechos vía renal y adicionalmente conseguir que nuestros vasos mantengan un buen flujo sanguíneo cerebral.

En cuanto a la alimentación, es recomendable consumir alimentos ricos en magnesio, ya que este mineral cuida de la salud de los vasos sanguíneos y del propio cerebro. Es importante cuidar la salud gastrointestinal pues esta apoya también al drenaje glinfático, por lo que el consumo de alimentos ricos en fibras no estaría de más, pues son esenciales para la limpieza de nuestros intestinos.