Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio
Sin duda un título pretensioso, sin embargo, desde el punto de vista antropológico cuando nos preguntamos que atributos nos hace humanos y nos diferencia de otros primates y homínidos e incluso homininos, una primera respuesta es la religión, pues no existe sociedad humana sin creencias religiosas. Otra sería el arte, al menos el arte rupestre o prehistórico, como queramos llamarlo, todo ello unido al pensamiento simbólico. Menos humano, pero influyente, es la vida en sociedad, compartida con muchas otras especies, pero sin duda en la sociedad humana cobra otra dimensión.
Ahora bien, nuestra particular vida social va unida a la evolución y conformación de un cerebro que se fue diferenciando en estructura y función del resto de los homínidos ya hace dos millones de años, un hominino, el Australopithecus sediba, en su endocráneo presentaba un mayor lóbulo frontal derecho. Cierto abultamiento en el giro frontal inferior, inexistente en otros primates, indicaría la existencia de un centro importante de interconexión neuronal, una región que en los Homo sapiens, se encuentra asociada al comportamiento social y al lenguaje. Ya desde este momento nuestra evolución y remodelación cerebral vino inducida por la selección natural a la vida grupal, dando origen al cerebro social.
Estructuras importantes de este cerebro social humano son el giro fusiforme, encargado de la identificación de rostros, y que es el lugar en el que se encuentra nuestra memoria de las caras de las personas que conocemos. Tambien existen un tipo de neuronas especificas orientadas a la vida social, como son las neuronas espejo, localizadas en las regiones motoras de la corteza cerebral, ellas nos permiten imitar a los demás, lo que facilita la empatía.
Pero esto no es todo, y gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen se ha podido identificar que una parte importante del cerebro está siempre activa, aun estando nuestro cerebro en reposo, de manera tal que solo un 5% más esta activa frente al reposo. Así, cuando parte de nuestro cerebro se activa al realizar tareas cognitivas, otras se desactivan sistemáticamente.
Estas regiones cerebrales que se activan cuando no estamos realizando una tarea específica y nuestra mente divaga, es la actualmente denominada red neuronal por defecto (RND). Es una red de modo social, es el estado del cerebro humano cuando está absorto en sus pensamientos.
Los principales nodos de la RND son la corteza prefrontal medial, justo encima de la corteza orbitofrontal y prefrontal ventromedial, que forman parte del cerebro emocional y social. La unión temporoparietal, parte del surco temporal superior, otra de las regiones del cerebro emocional y social. El polo temporal anterior, de gran relevancia para la vida social, pues ahí parecen encontrarse las normas sociales. Es una zona esencial de convergencia de todo nuestro conocimiento, no solo el social. Por último, pero no en último lugar, está el precúneo, una parte del cerebro esencial para entender nuestra mente y comportamiento, que esta asociada a múltiples funciones cognitivas. Es fundamental para la coordinación espacial y temporal, para asociar las representaciones visuales con la experiencia corporal y el yo, o consciencia de uno mismo con relación al mundo y los demás, participa en la integración y coordinación visoespacial entre el cuerpo y los objetos o personas, calculando su distancia respecto a nosotros y participando en los planes de acción para acercarnos y manipular e interactuar con ellos. Así el precúneo cabalga entre el modo difuso de la RND y el modo focalizado de nuestro sistema de atención consciente.
Esta RND, no solo actúa cuando no hacemos nada, si no que tambien se pone en funcionamiento cuando pedimos al alguien que extraiga información sobre sí mismo, de su pasado, o bien para reflexionar sobre sí mismo, sobre cómo lo ven los demás o cómo se siente emocionalmente.
Asimismo, se pone en marcha cuando pensamos sobre los demás, sobre qué tiene en mente, cuáles son sus intenciones, sus sentimientos. Visto así, podría ser el soporte de la teoría de la mente, es decir la capacidad para atribuir intensiones, deseos e ideas a los demás.
La RND está relacionada con la imaginación, con las simulaciones o experimentos mentales. Esto le permite recrear situaciones no vividas personalmente como hechos históricos o la creación de mitos que normen y guíen la vida personal y/o social, como tambien el arte y el pensamiento simbólico, como hemos mencionado al inicio.
Saliéndome un poco del antropólogo y neuropsicólogo para entrar más en el psicólogo y psicoterapeuta, la RND se relaciona tambien con el bienestar psiquico, ya que puede influir en cómo regulamos nuestra atención, emociones y pensamientos.
Mediante la práctica de la meditación, entrenando la atención consciente y la aceptación de las experiencias internas y externas, se puede reducir la actividad de la red por defecto, esto puede mejorar la concentración, el rendimiento cognitivo y el valance emocional, de igual forma con la meditación se puede aumentar la conectividad entre la RND y otras redes cerebrales, lo que puede favorecer la integración de la información y la flexibilidad mental.