Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio
Hija de Cronos y Rea, esposa y hermana de Zeus, rey del Olimpo. Madre de Ares (dios de la guerra), Hebe (diosa de la juventud) e Ilitía (diosa del parto), todos ellos con Zeus.
Diosa del matrimonio, Hera es una fiera celosa, posesiva, peleona y vengativa. Cualidades estas que resaltan en respuesta a su adorado esposo Zeus, mujeriego, conquistador y dominante en todos los terrenos. Ante esta actitud de Zeus, Hera reaccionaba siempre de la misma manera contra las otras mujeres y su descendencia: con afán de venganza y destrucción, destrucción esta que pudo alcanzar a su propia progenie, como es el caso de Hefesto (dios de la metalurgia), a quien Hera dio a luz en solitario a causa de un ataque de ira en contra de Zeus. Hefesto al nacer fue arrojado por Hera del monte Olimpo por su fealdad en la concepción, sin la participación de Zeus, y al caer a la tierra Hefesto quedó cojo, física y psíquicamente. Así tambien Hera en su ira no metabolizada puede alcanzarse a sí misma, lesionando su propia psique y por lo tanto a su cuerpo.
Cuando el arquetipo de Hera se instaura en la psique de una mujer como una fuerza poderosa y salvadora, entonces su bienestar psicológico e incluso su destino se hace dependiente de la fuerza subyugante que un Zeus ejerce sobre ella, dándole un perfil a seguir independientemente de otras fuerzas que habitan en ella y que pujan por salir, haciéndola dependiente del vínculo.
Su relación con Zeus, es su fuente de identidad y bienestar, así la mujer Hera se siente profundamente trastornada si su marido no le es fiel y no valora el matrimonio tanto como ella. Por consiguiente, la clave para sentirse realizada o desgraciada residirá en el hecho de estar casada, de complacerle o no, y en la identidad de su esposo. Si él le pidiera el divorcio, la herida psicológica que le infligiría sería devastadora, y el grado de negación por su parte incluso podría llegar a ser delirante.
A las mujeres tomadas por las manifestaciones de Hera no les resulta fácil adoptar una tesitura introspectiva y, sin embargo, eso es precisamente lo que
más necesitan. Atrapadas por la cólera, sienten más la humillación que el dolor, y se muestran ciegas al papel destructivo que esa obsesión ejerce sobre su alma.
La fuerza del vínculo de Hera también puede resultar fatídica para la salud mental y física de una esposa maltratada por su marido o con un marido que domina sus acciones. El comportamiento del esposo unido a la fuerza arquetípica de Hera la convierten en un ser codependiente o en una víctima. A su vez, esa actitud puede ser catastrófica para el hijo o la hija cuando la lealtad ciega de Hera a su marido es mayor que la preocupación por la criatura de quien éste abusa.
El arquetipo de Hera predispone a las mujeres a identificarse como miembro de una pareja simbiotizada, y eso se aplica al trabajo creativo o los proyectos, no sólo en el matrimonio, sino tambien en el ambiente laboral, profesional y social. La mujer Hera trabaja mejor en pareja. La cuestión para ella consiste en que siente una necesidad arquetípica de formar parte de una pareja en lugar de ser una persona autosuficiente. Para mantener la iniciativa, ser fiel a su proyecto o incluso a la creatividad personal, necesita un compañero.
En los años de madurez muchas mujeres Hera ya no están casadas y descubren que son menos creativas y productivas en soledad, y que si trabajan en compañía encuentran un mayor estímulo para su creatividad. Cuando encuentran a esta persona, pueden entonces florecer, adoptando una nueva forma.
Es importante señalar que para transformar estas tendencias arquetipales es necesario estar consciente de su presencia en nosotros y asumir la responsabilidad del cambio.