Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio

El extranjero es el extraño, el que emigró dejando atrás su tierra, su familia sus raíces, sus muertos.

No solo es el viajero bohemio, judío errante, pastor griego que busca el amor de la canción, en su alma hay nostalgia, dolor y esperanza de reconstruirse en otras tierras con otras costumbres y con otros sueños.

Es el que siente no ser y sigue siendo, el que oculta su dolor en busca de alegría, el que canta sus canciones en los vagones del metro, el que hace las guardias que no quiere hacer, el que, en los fogones cocina los recuerdos y escribe una novela. Es el que no se permite un no, porque un si, es seguir adelante. Es el extraño para el otro y en ocasiones para sí mismo.

Es el extraño que busca reconstruirse para alcanzar el bienestar perdido.

Es el caminante que no pierde la vista atrás, es el inmigrante incomprendido que no comprende. Quien construye sobre las olas del mar para dejar sus huellas en la roca.

En ocasiones rechazado, en ocasiones aceptado.

Ser extranjero es volver a nacer adulto para poder cambiar el horizonte y tener varias banderas, cantando nuevas canciones sin olvidar las viejas con las que creció.

¿Qué hay en el alma del extranjero? Para el psicólogo un reto, para el escritor una poesía y para el confesor una plegaria.

¡Soy extranjero, estoy contigo!

 

Foto: Luis Carlos Díaz en Flickr