Escrito por: Félix Piñerúa Monasterio
Según su creador Eric Berne, el Análisis Transaccional (AT) nos permite “establecer la comunicación más franca y auténtica posible entre los componentes afectivos e intelectuales de la personalidad”. Cuando esto ocurre, la persona puede emplear tanto sus emociones como su intelecto de una manera equilibrada y no una a costa de la otra, por tal motivo podemos decir que el AT es un enfoque racional-emotivo encaminado hacia la comprensión del comportamiento, con base en la suposición de que cada individuo puede aprender a confiar en sí mismo, a pensar por sí mismo, a tomar sus propias decisiones y a expresar sus sentimientos.
Así el AT es definido desde una óptica antropológica como una forma de concebir al hombre y su funcionamiento intra e interpersonal y a su posición en cuanto a ser humano.
Es un sistema teórico de la personalidad y los intercambios sociales o de la comunicación humana. Y posee un conjunto de técnicas para el cambio en cuanto a su abordaje terapéutico.
En cuanto a la forma de concebir al hombre y su funcionamiento el AT lo aborda desde cuatro clases de análisis:
Análisis estructural: el análisis de la personalidad individual, conformado por un estado padre (P), adulto (A) y niño (N).
Análisis transaccional: el análisis de lo que la gente hace y dice entre sí.
Análisis de guiones: el análisis de dramas específicos de la vida que las personas representan compulsivamente.
Análisis de los juegos: el análisis de las transacciones ulteriores que conducen a una recompensa.
Como sistema teórico nos ofrece dos aproximaciones, la Teoría Descriptiva que tiene su aplicación en el área social de la conducta y de la comunicación humana y la Teoría Intrapsíquica que tiene su aplicación en el campo de la psicoterapia tanto individual como grupal, para manejar los conflictos internos comunicados por transacciones transferenciales, considerando las Transacciones Transferenciales como la expresión externalizada de conflictos internos del ego entre estados del yo exteropsíquico (la figura de los progenitores introyectada) y estados del yo arqueopsíquicos (acontecimientos internos fijados en la primera infancia).
En esta interrelación entre psicoterapeuta y consultante se da la oportunidad a que el inconsciente se manifieste, permitiendo que el consultante:
- Pueda tomar conciencia de su pasado, las necesidades frustradas en el transcurso de su desarrollo, y de las defensas que logró erigir para compensar.
- La resistencia al recuerdo total, y paradójicamente la repetición de manera inconsciente de las experiencias del pasado.
- La expresión de conflictos intrapsíquicos y del deseo de acercarse y relacionarse íntimamente con otras personas.
- La expresión de la tendencia universal de la psique humana a organizar sus experiencias y crear significado.
Como podemos notar el AT es una teoría amplia y robusta que explica la dinámica humana en la relación consigo mismo y con los demás, ofreciéndonos una diversidad de estrategias terapéuticas, por lo que se considera como fundamental en el abordaje desde la Psicoterapia integrativa.